Existe un dicho muy conocido que dice “Calladito te ves más bonito”; esto significa que es más honorable permanecer en silencio que dar una opinión que nadie pidió. Esta frase representa el modo en que Francisco G. aspira a vivir y a ser padre. Nos cuenta que mientras criaba a su hija, Erika, existieron momentos en los que podría haber considerado sus decisiones como desafíos, y podría haber permitido que crearan una ruptura entre ambos al expresar su desaprobación o al intentar que cambiara de opinión. Un buen ejemplo que recuerda es cuando regresó a casa después de estudiar en el exterior para anunciarle que planeaba casarse e irse de México por un tiempo indefinido para construir una vida junto a su esposo en otro lugar.
Naturalmente, a Francisco no le fascinaba la idea de que su hija se marchara tan pronto una vez más, y por un periodo más permanente esta vez, habiéndola extrañado tanto como lo hizo. “Pero es la ley de la vida”, dice.
No puedes retener a alguien si necesita irse, si su vida la dirige hacia algo diferente.
Como padre, debes aprender a maniobrar en tus relaciones, aceptando en lo que se convierte y la manera en que se desarrolla, en vez de lo que esperabas o deseabas. Debes ser capaz de amar el proceso de respetar a tu hija mientras se transforma en el ser separado de ti que se supone que debe ser.” Francisco también admite que su objetivo siempre fue que ella se volviera autosuficiente; cuando la vio tomar esta decisión, incluso con lo difícil que fue, era una prueba de que tuvo éxito.
Nos comenta que fue muy estricto con Erika mientras ella crecía. Los valores y las responsabilidades, tales como ser buena estudiante, puntual y respetuosa, no eran solo ideas que le presentaba, sino que se aseguraba que viviera y respirara conforme a ellas. Francisco cree que esta congruencia forma parte de la esencia de la persona. Sin embargo, en otros aspectos era más indulgente, se mantenía cerca y observaba sin interferir, tal como lo hizo cuando a una temprana edad Erika mostró una aptitud natural para la natación. Mientras que otros padres se quedaban estupefactos y lo criticaban por permitir que una niña tan pequeña estuviera sola en el agua, él creía que esa era la manera en que se desarrolla la autosuficiencia, desde un principio.
También le enseñó a Erika que todo en la vida tiene un precio; y comprender cuál es ese precio y qué se necesita hacer para pagarlo es la base para construir una carrera que te permita vivir una vida que ames. Francisco casi nunca la consintió con cosas materiales mientras crecía, en vez de eso, le brindó la oportunidad de ayudarlo en su empresa de arquitectura desde los 14 años, para que ella misma pudiera ganar el dinero necesario para comprar lo que deseaba. Ahora que Erika se prepara para comenzar una familia propia, Francisco se maravilla al observar lo bien preparada que está y la madre fuerte en la que cree que se convertirá. “Solo cuando el tiempo transcurre uno se da cuenta de lo que significa tener una hija, el haber ayudado a este ser separado de uno mismo a lograr la autonomía. — expresa, —
Creo que le di todo lo que un padre es capaz de dar a su hija y lo hice de corazón. Ahora es su turno de crear su propia versión de todo esto para ayudar a otra persona a crecer.”